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La naturaleza se comunica con los olores

Cuando nos perfumamos, nunca lo hacemos distraídamente; al contrario, después de hacerlo, empezamos a escuchar: queremos sentir qué vibraciones nos provoca ese aroma en ese momento. Susurra y escuchamos. Es una experiencia hermosa y muy íntima. Cuando usamos una fragancia, lo hacemos principalmente para comunicarnos con los demás: para llamar la atención, para buscar reconocimiento, para seducir, para sentirnos diferentes, para despertar la curiosidad. El perfume nos ayuda a comunicarnos, igual que la mirada, los gestos y las palabras. Sabemos esto porque lo aprendimos de la naturaleza.
Es común que la piel de las mujeres, durante su período de mayor fertilidad (durante la ovulación), emita un olor más intenso para llamar la atención y atraer al género masculino.

De manera más general, es bien conocido el papel del perfume en la reproducción animal.
Pero las plantas también se comunican con perfumes, y no solo los famosos en perfumería, sino también simples briznas de hierba.
El aroma de la hierba que olemos al tumbarnos en el césped proviene de un grupo de moléculas llamadas GREEN LEAF VOLATILE (GLV) en inglés, o "sustancias volátiles de las hojas verdes", que se compone principalmente de una serie de moléculas con 6 átomos de carbono.

Estas moléculas son liberadas continuamente (en dosis bajas) por los tallos.
Sin embargo, si las briznas de hierba "sufren agresión" y se cortan, el aroma se intensifica, la composición química cambia y, por lo tanto, la fragancia.
Es un ingenioso y Sofisticado mecanismo de defensa y alarma.

Dependiendo de la amenaza a la que se vea sometido, el césped libera olores ligeramente diferentes, que cambian, por ejemplo, si es rozado por un herbívoro o cortado por una cortadora de césped. ¡Y esto no es casualidad!

Este cambio de aroma desencadena cuatro acciones y reacciones:
⁃ En primer lugar, es antibacteriano y antifúngico, para proteger el tallo en el punto donde fue cortado.
⁃ También es un repelente para insectos herbívoros que son muy peligrosos para la planta en ese momento de fragilidad.
⁃ También actúa como una alarma para las plantas cercanas, que, alertadas químicamente por el césped, activan sus propios mecanismos de defensa, como la liberación de repelentes y el almacenamiento de nutrientes hacia las raíces.
– Finalmente, ¡y aquí la naturaleza sorprende! Un poderoso cebo para insectos depredadores, que acuden al césped para atacar a cualquier animal que esté cortando el pasto.

¡Qué extraordinario proceso de comunicación mediante el olfato! ¡Increíble!
Y pensar que lo hemos presenciado cientos de veces, sin darnos cuenta de lo que realmente estaba sucediendo.

Porque eso es el olfato: comunica sin ser visto.

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