Nuestras raíces
Cada uno de nosotros tiene una tierra, un lugar con el que nos sentimos conectados. A menudo tenemos la suerte de vivir allí; otras veces, es un lugar de memoria que conservamos con celo. Para nosotros, este lugar tiene el aroma ancestral de las colinas de Las Marcas, donde la memoria se entrelaza con la belleza. Nos encontramos en el corazón de Las Marcas, entre las laderas que pertenecieron al Ducado de Urbino, cuna de Rafael y cuna del Renacimiento. Aquí es donde hemos elegido vivir, trabajar y crear. Aquí es donde el Panteón de Roma hunde sus raíces. Un paisaje de luz y armonía, donde cada pueblo cuenta una historia y cada camino conduce a una forma de belleza.
1234
Pérgola
Vivimos y buscamos nuestra empresa en Pergola, un pueblo medieval fundado en 1234 por los laboriosos Eugubini, en la confluencia de dos ríos. Un lugar suspendido en el tiempo, que aún conserva intactas las huellas de su pasado: iglesias silenciosas, palacios nobles y preciosos frescos. Entre sus tesoros, destacan dos maravillas: los famosos Bronzi Dorati, un extraordinario grupo ecuestre romano a tamaño natural, y un precioso fresco del siglo XV que, hasta 1920, se atribuyó a Rafael.
Una tierra de perfumes
Pero Pergola también es un lugar donde se respira tranquilidad. Sus suaves colinas multicolores infunden una profunda calma. Entre viñedos, bosques y campos floridos, se esconden aromas y materias primas que hablan el idioma de la tierra: la Trufa Blanca Fina de Pergola (Tuber Magnatum Pico), protagonista durante 25 años de una Feria Nacional que atrae a chefs y aficionados de todo el mundo, y un vino tinto rubí de intenso aroma, cuya DOC lleva el nombre de la ciudad.
...y colores.
Nuestros bosques, en primavera y otoño, son ricos en plantas medicinales y tintóreas. Paseando por el campo, también se pueden encontrar antiguos molinos de piedra, utilizados antaño para trabajar el pastel, la planta que dio a los pintores renacentistas el fascinante azul. Incluso hoy, crecen en nuestras tierras plantas como la Robbia y el Scotano, de las que se extraen un hermoso rojo púrpura y un maravilloso amarillo. Todo esto cobra vida en el encantador barrio de los tintoreros, que serpentea fuera de las murallas del antiguo pueblo, comenzando desde la encantadora iglesita de Santa Maria delle Tinte. Un rincón que parece suspendido entre el arte y el silencio, donde cada piedra cuenta una historia.